Hércules | Capítulo II

   Título: Hércules.

Año: 2021.

País: México.

Autor: Eduardo García.

Capítulo: "La primera prueba".

Capítulo anterior: "El nacimiento de Hércules".

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CAPÍTULO DOS

-LA PRIMERA PRUEBA-

La noche cubría el firmamento y la luz de la luna iluminaba los enormes bosques, todos dormían a pierna suelta, tanto en la Tierra como en el Olimpo, excepto Hera, cada vez que veía a su marido y a sus hijos bastardos no podía contener su ira, quería vengarse sí o sí tanto de uno como de otro, pero, no podía hacer nada contra Zeus, pero sí contra su hijo, bajó del Olimpo y se escurrió hasta el cuarto de la reina, bajó los brazos y de sus mangas salieron dos enormes cobras que, arrastrándose, iban hacia donde Hércules y su hermano dormían, pensando que amanecerían muertos, Hera se fue, y hubiera sido así si no fuera porque Hércules tenía sangra olímpica corriendo por sus venas.

Las bestias intentaron morderlo, pero no pudieron, Hércules las tomó del cuello y les arrancó la cabeza a ambas sin que pudieran inyectarle su mortífero veneno, Íficles se despertó y comenzó a llorar, despertó a la reina que fue corriendo hasta la cuna pensando que algo malo les había pasado, sospechando que Hera les había dañado, pero, para su sorpresa, vio a su hijo, Hércules, con dos cobras degolladas en cada mano, los animales no habían podido hacerles ningún mal a los infantes, Alcmena no podía creer lo que miraba no podía explicarse cómo era posible que un bebé fuera capaz de arrancarles la cabeza a dos cobras a la vez y salir ileso de tan peligrosa tarea, aquella se convirtió en la primera gran hazaña de Hércules.

La reina Alcmena bien sabía que Hera no tendría paz hasta ver a Hércules muerto y, si se pudiese, a ella también, para evitar más castigos de la despechada diosa, para proteger a Íficles y a sí misma, la reina salió al bosque con el bebé y, cuando estaba lo bastante lejos de la ciudad como para que nadie oyese su llanto, Alcmena dejó a su propio hijo en medio del peligroso bosque y se regresó a su palacio, dejando a Hércules a la merced de la diosa.

El pobre e “indefenso” Hércules estaba solo en el bosque, sin que nadie viera por él, las ninfas lo miraban asustadas, sabiendo que aquel era el hijo Zeus y que, si lo dañaran, lo pagarían, y bastante caro con su padre, pero, para fortuna del infante, se encontró con dos diosas, Atenea, la diosa de la sabiduría e hija de Zeus, y Hera, pero ninguna reconoció al bebé, sintiendo lástima por aquel, la esposa de Zeus lo recogió y se lo llevó con ella.

Hera estaba encantada con el bebé, lo amamantó, pero él succionaba bastante fuerte y le causaba grandes dolores a la diosa que lo apartó de sí, pero, la leche siguió brotando y el chorro cayó en las nubes agujereándolas, marcando una prominente línea blanca en el firmamento, dando origen así a la Vía Láctea, que debe su nombre a este histórico suceso, de esta manera los griegos se explicaban ese extraño fenómeno que noche a noche adornaba la bóveda celeste.

Gracias a la leche que Hércules bebió de la diosa, adquirió más poderes de los que ya tenía por su naturaleza olímpica, la diosa de la sabiduría tomó al infante y se lo devolvió a Alcmena, al enterarse de que el bebé que había amamantado era nada más ni nada menos que el hijo bastardo de su esposo, Hera estalló en cólera, completamente segada por la ira y los deseos de venganza, la diosa se lo tomó muy apecho, juró venganza contra el hasta ahora bebé Hércules, no descansaría hasta verlo de rodillas.

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