Hércules | Capítulo I
Título: Hércules.
Año: 2021.
País: México.
Autor: Eduardo García.
Capítulo: "El nacimiento de Hércules"
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CAPÍTULO UNO
-EL NACIMIENTO DE HÉRCULES-
Como bien sabemos, gran parte de los relatos de la mitología griega giran alrededor del dios más importante del Olimpo, Zeus, específicamente de sus amoríos, la mitología tiene un sinfín de éstas historias, prácticamente todos los personajes que aparecen en la mitología son hijos de Zeus, y es que, la lascivia es algo muy propio de la mitología, especialmente de Zeus, su apetito sexual parecía no tener fin ni sosiego, haciendo uso de cualquier recurso para poder unirse con quien él quisiera, no importándole nada, fueran hombres o mujeres, se hacía pasar por animales, árboles o personas para poder aparearse a sus anchas, y la historia de Hércules no podía ser la excepción, sino, no tendría esa esencia propia de la mitología, ni tampoco podría ser una historia netamente griega sin la temperamental esposa de Zeus, Hera, que tramaba venganzas contra los amantes y los hijos bastardos de su marido, ella era la diosa más poderosa de todo el Olimpo y su esposo pocas veces se atrevía a contradecirla.
Una vez dicho esto, podemos comenzar a relatar la historia de este valeroso héroe, el más valiente y atrevido que cualquier otro guerrero que se haya visto jamás, siempre imitado, pero jamás igualado, Hércules fue el producto de un amorío del dios supremo del Olimpo, Zeus, con una mortal de nombre Alcmena, pero aquel era un amor prohibido, ambos estaban casados, pero, para Zeus ese no era ningún inconveniente, pero para ella sí, no sé decir si estaba felizmente casada, pero sí que tenía marido y ese era Anfitrión, el flamante rey de la ciudad de Tirinto, pero, el esposo de la bella Alcmena tuvo que marcharse pues tenía una importantísima batalla contra Tebas, ciudad dedicada a Ares, el dios de la guerra, así que, el rey dejó sola a su esposa para salir al campo de batalla, Zeus, que miraba todo desde el Olimpo, vio su oportunidad de consumar sus más bajos deseos con la reina, lo más discreto posible para que ni su esposa ni Helios, el mayor chismoso del Olimpo, se enteraran de sus andanzas.
Cuando el rey Anfitrión estaba en plena guerra contra Tebas, el dios bajó del Olimpo hasta donde la reina, pero no lo hizo en su figura olímpica, sino en la de Anfitrión para engañar a la reina y que no pusiera ninguna resistencia, y así fue, ella lo vio y, creyendo que se trataba de su esposo, aceptó todo lo que Zeus quiso y la dejó preñada con su semilla olímpica, al cabo de un tiempo, el rey Anfitrión regresó a su ciudad, vencedor de la batalla contra los de Tebas, notábale algo extraño a su esposa, sospechando de la infidelidad de la misma, pues se empezaba a notar el embarazo, no cabía duda de que la reina había estado con otro mientras su esposo estaba en la guerra, Anfitrión ordenó que aprehendieran a su esposa y la quemaran en la hoguera.
Cuando las llamas estaban cerca de la reina, el cielo se nubló, rayos comenzaban a caer por doquier y los truenos provocaban un gran estruendo, Zeus se presentó en su forma natural e impidió que la madre de su hijo fuera quemada y le reveló a Anfitrión que el bebé que Alcmena llevaba en su vientre era hijo suyo y, por tanto, un semidiós, al escuchar lo que el dios decía con esa voz tan imperiosa, quedó completamente enmudecido, no sabía qué hacer, y, en realidad, poco o nada podía hacer en contra de la voluntad de un dios como Zeus.
Al rey Anfitrión no le quedó de otra más que perdonar a su esposa públicamente y decirle al dios que se sentía verdaderamente honrado en que él fuera a criar al hijo del dios más importante del panteón griego, desde su concepción, Hércules tenía por delante un honroso destino, pues, al ser bisnieto de Perseo, él sería el legítimo rey de Micenas, pero, Hera se interpuso en su camino.
Una prima de Alcmena también estaba encinta, pero, el embarazo de la reina estaba más adelantado que el de su prima, así que, se suponía que Hércules se convirtiera en el rey, pero, Hera obligó a Ilitía, diosa de los partos, para que adelantase el alumbramiento de la prima de la reina, así lo hizo y Euristeo nació prematuramente, convirtiéndose en el heredero del reino en lugar de Hércules, para impedir que éste último naciera, Hera obligó a que Ilitía se sentara con las piernas cruzadas y sus ropas atadas con nudos, para que, por medio de sus poderes de diosa, se ralentizara el nacimiento de Hércules.
Fue gracias a una criada que Hércules pudo nacer, Galantis, que así se llamaba la mujer, le dijo a la diosa que ella había asistido en el nacimiento del hijo de Zeus, la diosa no podía creer que sus poderes no habían servido en nada, Ilitía se levantó y desató los nudos de sus ropas, con eso, Alcmena pudo dar a luz a Hércules en Tebas, pero, para su sorpresa, alumbró a dos bebés, uno era Hércules, hijo de Zeus y el otro Íficles, hijo de Anfitrión.
Al enterarse de que Hércules ya había nacido gracias al engaño de Galantis, Hera la maldijo, convirtiéndola en una comadreja para que diera a luz poniendo huevos, pero, no como todos dos demás animales de esta naturaleza lo hacen, sino que, lo hiciera por la boca.
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