Adelanto | Hércules | El León de Citerón.

 Por: Eduardo García.

Debido a la gran aceptación que tuvo el preestreno de nuestro nuevo libro, Hércules, hemos decidido darles un segundo adelanto, que corresponde al quinto episodio de la obra, éste se titula "El León de Citerón" de mi autoría, como siempre, esperando que sea de su agrado, pidiéndoles además, tengan la amabilidad de dejarnos un comentario que nos ayude para crecer.

Recordándole además que puede adquirir nuestros libros predecesores, 'La Titanomaquia' y 'Los Pilares de Heracles' en Amazon, gracias.

CAPÍTULO CINCO

-EL LEÓN DE CITERÓN-

Gracias a lo bien enseñado por Téutaro, su maestro, Hércules había alcanzado una muy buena reputación entre todos los antiguos habitantes de Grecia, aunque apenas tenía dieciocho años, Heracles tenía un cuerpo que parecía que tenía cien años ejercitándose, pero, claro, que tenía que parecerse en algo su padre, el joven pronto se convirtió en el modelo sexual por excelencia, no había mujer (y uno que otro hombre) que pudiera resistirse a Hércules, nada más por su cuerpo y su valentía, que bien podríamos decir que era más bien estupidez por atreverse a tantos peligrosos desafíos característicos de los héroes.

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El joven Hércules fue hospedado por el Rey Tespio de la ciudad de Tespias, lo recibió en su palacio encantado de tener hospedado en él al propio hijo de Zeus, seguramente pasaría a la posteridad por haber hecho esto, colgándose de la fama del héroe, y mira, que lo ha conseguido.

El rey mandó traer a Hércules para encomendarle la primera de sus grandes hazañas, de conseguirla, bien podría comenzar a dársele el título de héroe, pero, la sociedad griega era muy exigente en este aspecto, pues otros como Perseo dejaron la vara demasiado alta, el hijo de Zeus tenía por encomienda darle muerte al temible león de Citerón, que no era una bestia que tuviera algún atributo en especial que lo hiciera distinto al resto de los ejemplares de su propia especie, era un león común y corriente, pero, no por eso dejaba de ser temible, cada noche, la bestia cazaba los rebaños reales y del vulgo ocasionándoles un gran malestar tanto a unos como a otros.

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Pero, el plan del rey no era únicamente que Heracles asesinara al león, su verdadero plan era que sus hijas se enredaran con él para que sus nietos tuvieran sangre olímpica corriendo por sus venas, pero, no se conformaría con uno solo, tenía cincuenta hijas y a todas les tocó su turno de estar con el héroe.

Las hijas eran tan exigentes que Hércules apenas y tenía energía para moverse, apenas tenía dieciocho años, pasaba toda la noche en vela, cuando el león, por su naturaleza, estaba cazando a los rebaños, pero, Heracles no podía ir allá para matarle por estar retozando con las hijas del rey, que él no tenía inconveniente, ni ellas, ni siquiera el propio rey, pero, de cualquier manera, había que terminar el trabajo.

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El león acechaba sigilosamente el rebaño del rey, y, a su vez, Hércules, a él, como no había bestia que estuviera por delante de él ni hombre que le hubiera intentado asesinar, el león descuidó su defensa por concentrarse en su presa, la bestia salió de su escondite, corrió como un relámpago y embistió al pobre animal encajándole uñas y dientes por doquier, Hércules salió del suyo e hizo lo mismo que la bestia había hecho, pero, no encajándole dientes ni uñas, sino una filosa y alargada daga, la fiera volteó rápidamente dejando a su presa malherida y moribunda en el suelo para enfrentarse frente a frente a Hércules.

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El león era fuerte, pero Hércules no se quedaba atrás, el héroe se dejó ir y le clavó su daga al león en una pierna, soltó un gran rugido, las princesas veían emocionadas la batalla, y más que emocionadas, excitadas, y casi se podría decir lo mismo de los reyes, entre tanto, Heracles peleaba cuerpo a cuerpo con el león, llevándose profundas heridas causadas por las ponzoñosas y filosas garras de la bestia, a falta de garras, fuerza.

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Hércules le tomó por el tronco, sacó su daga y se la clavó al león por una costilla, el animal se revolcaba por el dolor y casi se soltaba, pero, Hércules sacó más fuerzas Dios sabe de dónde y enterró un poco más la daga hasta que toda quedó dentro del animal dándole en el corazón y acabando con su vida.

Todos en el reino aclamaron al gran héroe que ya tenía su primera gran hazaña en su andar por el camino de los héroes, extasiado por la adrenalina, Hércules desolló al león, arrancándole la piel y, a manera de túnica, Heracles se cubrió con la piel del animal para ser un sello característico del héroe a partir de aquel momento, semidesnudo y con el cuerpo lleno de sangre, Hércules levantó aún más los naturales instintos de las princesas que se peleaban por su turno con él.

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Por último, Hércules se despidió del Rey Tespias, no sin antes dejar embarazadas a sus cincuenta hijas, todas ellas alumbraron, al cabo de unos meses, cincuenta varones, no había ninguna fémina, y es que, es también propio de Hércules no poder engendrar sino hijos varones, el héroe se marchó de ahí, camino a Tebas, donde le espera una emocionante y cruel aventura donde su recompensa será aún mayor.


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